Por si te distrajiste leyendo los subtítulos o contemplando el bello rostro de Park Seo-Joon, aquí tienes una review para entender que ha pasado en la segunda parte de «el monstruo de la vieja Seúl» (Gyeonseong creature), fantástica serie coreana que puede verse en Netflix.
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Final explicado de El monstruo del vieja Seúl (parte 2)
El último episodio comienza con Yoon Chae-ok lamentándose la crueldad de lo que le ha tocado vivir en los últimos días. Su mayor deseo era encontrar a su madre y tener una vida normal, pero la vida no es siempre justa y le ha tocado vivir tiempos difíciles.
Y como no puede quedarse tranquila mientras Jang Tae-sang traza un plan, va en busca del médico psicópata del hospital, Ichiro, y le pega un tiro en medio de cientos de soldados japoneses.
En esta segunda parte, hemos descubierto que la mano que mueve los hilos del hospital de Gyeonseong es Yukiko Maeda, la que fuera esposa del inspector Ishikawa. Por algún motivo que no nos ha quedado claro, Maeda guarda rencor a la madre de Yoon Chae-ok.
Tras pegarle matar al médico, los secuaces de Maeda capturan Chae-ok y la llevan al hospital de Gyeonseong, para hacerla desaparecer.
Al descubrir el destino de su amada, Jang Tae-sang organiza una operación de rescate, que básicamente consiste en entrar por la puerta principal a base de dinamita, y lo consigue… a veces es mejor no andarse con sutilezas y ser más directo.
Mientras, el miserable de Kato golpea a Chae-ok a la que tiene retenida, esperando a ver cómo reacciona la criatura Gyeongseong. Y vaya si reacciona, sale disparada de su celda para evitar que Kato siga golpeando a su niña (de nuevo, muchos soldados japoneses mueren gracias a las ideas de sus jefes).
Operación rescate (de nuevo)
Por otro lado, Tae-sang se encuentra al padre de Chae-ok, Yoon Jung-won, que se había colado también en el hospital para reencontrarse con su esposa y rescatar a su hija.
Tae-sang ha preparado unos papeles que les permitirán a ella y a Jung-won escapar en un barco rumbo a Shanghai al día siguiente, pero Jung-won dice que debe ser él quien se quede para volar el hospital. Él ya no ve futuro para sí mismo, al haber descubierto el horrible destino sufrido por su mujer, pero se da cuenta de que su hija por fin tiene una vida por delante junto a Tae-sang.
Tae-sang consigue rescatar a Chae-ok de los soldados, mientras vemos como Kato intenta recuperar el resto de viales, huyendo de la criatura. Entonces cuando se da cuenta de que Myeong-ja, la amante que Ishikawa está a punto de dar a luz al niño que esperaba.
Jung-won coloca la dinamita y canta una vieja canción coreana para atraer a su mujer. Entre lágrimas, le dice que salgan juntos del hospital para buscar a su hija, sabiendo perfectamente que la dinamita está a punto de explotar y matarlos a ambos. Muchas lágrimas aquí en esta escena.
Tras la explosión, Chae-ok se derrumba en los brazos de Tae-sang, dándose cuenta de que sus padres han muerto. Aunque descubriremos pronto que no hay rastro del monstruo entre los escombros.
Escapando del hospital de Gyeonseong
Sachimoto también consigue escapar del derrumbe y ayuda a los protagonistas a escapar. El monstruo reaparece entonces en el tejado mientras Chae-ok y Tae-sang se marchan juntos de la mano.
La Sra. Nawol, desde la casa del empeños, teme lo peor tras la explosión, pero pronto recibirá un mensaje de Tae-sang pidiéndole algunas pertenencias para escapar rumbo a Shangai con Chae-ok.
El repartidor se ofrece a llevarle la maleta con el oro, mientra vemos como es perseguido por los secuaces de Meda.
Mientras tanto, Chae-ok le dice a Tae-sang que, a partir de ahora, continuará su viaje sola, ya que no quiere que él tenga que huir con ella y esconderse siempre de las autoridades japonesas. Como era de esperar, él se niega y no hay más que hablar.
Maeda no se da por vencida
El recadero llega con el oro, pero no ha podido despistar a Maeda y sus secuaces, que parecen de la Yakuza. Cuando se encuentran, Maeda revela entonces a Chae-ok que una vez fue amiga de su madre, y que una vez también consideró a Tae-sang como una amigo, pero ha llegado el momento de decir adiós.
Nuestra pareja lucha contra los matones, aunque son demasiados y parece que está todo perdido, cuando de pronto unos tentáculos comienzan atravesar a los asesinos.
Una vez muertos, la criatura continua persiguiendo a Chae-ok y Tae-sang, suponiendo que éste último también es un peligro para su hija.
Por desgracia, al lanzar los tentáculos hacia él, el monstruo atraviesa a Chae-ok, que se ha interpuesto para proteger al hombre que ama. Y llorando le pide a su madre que pare, que le quiere y que por favor no le haga daño.
Tae-sang intenta detener la hemorragia de Chae-ok sin éxito. Se escucha la voz de Chae-ok diciéndole que los pétalos de las flores de cerezo han dejado de caer. Recordando que era el límite que le dio el comisario en el primer episodio. Tae-sang llora desgarrado por el dolor.
La imagen se vuelve en blanco y negro mientras se nos muestran las brutales secuelas de la explosión del hospital y el paso del monstruo por la ciudad. Y entonces vemos en una celda del hospital, que Kato toma en brazos al bebé de Myeong-ja, que está muerta junto a ellos en la celda.
«Es precioso», dice entusiasmado el bastardo de Kato, mientras el gusano Najin se retuerce bajo la cara del bebé. ¿Qué pasará con este bebé en el futuro? ¿Se convertirá en un monstruo también?
Pasados unos días, el amigo de Tae-sang, Kwon Jun-taek, entrega un mensaje a Maeda en el funeral por su esposo. La nota dice «Adiós», y Maeda se da cuenta de que han algo va mal, muy mal. Intenta escapar, pero la explosión le alcanza de lleno.
Escena Postcréditos
Poco después, escuchamos por radio que corea ha sido liberada de la invasión japonesa (recordemos que estamos en 1945, al final de la segunda guerra mundial). Mientras las fuerzas japonesas abandonan corea, Kato visita Maeda, destrozada por la explosión y con grandes quemaduras en la cara. Kato le propone continuar con las investigaciones y le deja un vaso con el najin en una taza junto a ella.
Tae-sang continúa dirigiendo la casa de empeños con sus queridos empleados, pero no puede evitar mirar entre la multitud, esperando que aparezca Chae-ok.
Posteriormente, vemos una escena inquietante, pero bonita. El cuerpo de la criatura y el de Chae-ok caen al agua. La madre vuelve a parecer humana por un momento, y acaricia la cara de su hija.
En ese momento, el parásito abandona el cuerpo de la madre, como si ella lo hubiese dejado ir para entregarlo a su hija. El cuerpo del monstruo cae y los ojos de Chae-ok se abren.
Escena post-crétitos. Las viejas imágenes de las noticias del 25 de junio, emitidas a las 4:20 de la madrugada muestran el paso de la historia de corea, desde el final de la invasión japonese hasta el presente. Delante de un televisor vemos a un joven llamado Ho-jae en tiempos actuales, que tiene la misma cara que Tae-sang (nuestro querido Park Seo-joon) y una sospechosa cicatriz en el cuello.
¿Podría haber una segunda temporada de el monstruo de la vieja Seúl? Lo veremos pronto en Netflix!
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